Su deporte predilecto fue, en primera instancia, el boliche; a los 17 años jugó la liga de los martes y tiempo después, con su esposa, doña Emilie, jugó la liga de parejas, la de los jueves.
En 1995 llegó al golf y de manera continua se ha mantenido jugando este deporte que le apasiona y sigue jugando la liga de los jueves.
Socialmente, don Carlos viene al Club a actividades como por ejemplo la fiesta anual El Mazazo y otras fiestas de las que gusta participar al lado de su señora esposa.
“En realidad el Club, desde que yo vengo, hace muchas décadas, no ha cambiado nada en su concepto original; la familia sigue siendo su sostén y aquí, en el Club, disfruta de sus instalaciones. “Este es un lugar donde uno se siente como en su propia casa; se conoce mucha
gente, se hacen nuevas amistades y los servicios que se brinda son de primera y así ha sido siempre”.