Este menudo y ágil deportista también pretendía a mediados de diciembre, antes del cierre de esta edición, conquistar el título nacional en su categoría, lo que muestra los altos quilates de su juego. El boliche lo prendió desde el primer momento en que tuvo el primer contacto con la bola e hizo un lanzamiento. Fueron muchos meses de gran fiebre, que de pronto, cuando tenía 11 años, desapareció por arte de magia.
No obstante, “el año sabático” se fue muy rápido y volvió al bolerama, esta vez con mayor entusiasmo y bríos para llenar de títulos su palmarés. Y lo ha logrado, pues sus conquistas en torneos nacionales e internacionales así lo demuestran.
Este aventajado estudiante de noveno año del Colegio Lincoln agradece profundamente a su abuelo, Rodrigo Esquivel y a Víctor Angulo, el inolvidable “Tito” las enseñanzas que le brindaron y que le han permitido escalar ya muy alto en la práctica del boliche.
“El ser campeón del Cambowl es algo de lo más grande que me ha ocurrido en mi vida; estoy muy agradecido con quienes me ayudaron, entre ellos, mi entrenador personal Álvaro Castro, mi patrocinador Hotel del Lago y mi familia que me apoyó en todo momento”, expresó James.
Para este joven bolichista la práctica de este deporte es muy atractiva; recordó que hay gente que en un principio lo ve muy divertido pero luego, tras fracasar en sus primeros tiros pues lanzan la bola al caño, se enojan y les da pereza continuar.
Para corregir defectos y mejorar en su juego, hoy el Club tiene un entrenador especial, Jacinto Baltodano, con quien se aprende mucho, declaró Stanley, quien agregó que el boliche requiere de mucha concentración y esto, en su criterio, sirve de mucho para mentalizarse y triunfar en la vida.
James, quien aspira a una beca universitaria en Estados Unidos, espera participar en el campeonato mundial que se llevará a cabo este año así como a los torneos regionales.
