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El Golf me da tiempopara pensar: Apenas tiene dos años de practicar el golf; sin embargo, Karin Zurcher Esquivel afirma con absoluta seguridad que la práctica de este deporte le gusta porque al ser pasivo, le da mucho tiempo para pensar.

Socia de nuestro Club desde que era niña, Karin es una floreciente empresaria hotelera y junto con su esposo, Eduardo Villafranca ha desarrollado dos proyectos turísticos novedosos que han sido incluso reconocidos internacionalmente: Punta Islita, en la Península de Nicoya y El Silencio, en Bajos del Toro, en las faldas del Volcán Poás.

La vida de niña y de joven de Karin tiene mucho que ver con el Country pues aquí, asegura, vivió lindísimos momentos al lado de sus familiares y amigos. Primero lo hizo como nadadora y recuerda con especial cariño a Ricardo Ortega; luego pasó por el tenis y ahora, en la etapa madura de su vida en el golf.

“El Country es parte de mi casa, sobre todo lo fue en mi época de infancia; ahora vengo menos que antes, pero cuando estoy aquí veo a mis amigos, a la gente del personal y todo esto me hace sentir muy bien”, expresó y agregó que tiene recuerdos de Chaca, Esperanza, de El Trapiche, de los bailes de graduación. “En la época de vacaciones venía en bicicleta; en realidad era como el patio de mi casa”.

Golf: Cuando habla de golf, Karin tiene un recuerdo muy especial de su etapa de infancia, cuando venía al Club y como parte de “sus diabluras” su diversión era ir con sus amigos al río a “pescar” renacuajos. Recuerda sin embargo que había una advertencia muy grande, era prohibido ingresar a la cancha de golf.

“Hoy, cuando recorro la cancha jugando me digo: ahora sí tengo permiso para andar por ella”, comentó en tono jocoso Karin quien es relativamente nueva en la práctica de este deporte e incluso ya ha participado en torneos.

“Me he echado a la cancha y este deporte me gusta porque es diferente a todo lo que hago pues normalmente lo que he practicado son deportes muy activos como la natación y el tenis; en cambio, el golf es más pasivo y esto me da la oportunidad de pensar en mí misma, es algo diferente y esto me está gustando mucho; en realidad, estoy en el proceso de convertirme en golfista”, comentó.

La vida de Karin Zurcher ha estado vinculada estrechamente con el mundo de la hotelería. Desde hace 15 años, en 1994, comenzó a desarrollar junto con su familia, el hotel Punta Islita, considerado uno de los más lujosos y reconocidos en el país y que ha obtenido varios premios y distinciones internacionales no solo por su calidad sino también por haber manejado un novedoso concepto de responsabilidad social en la comunidad donde está asentado en el cantón de Nandayure, Guanacaste.

Posiblemente motivada por el éxito de Punta Islita, Karin decidió emprender un nuevo proyecto, esta vez en una región montañosa dominada por el bosque húmedo, ubicado en las faldas del volcán Poás y que decidió llamar El Silencio Lodge y Spa.

Es un “hotelito” de 16 “suites” que se desarrolla bajo un concepto de armonía con la naturaleza a donde las personas llegan a descansar y a “encontrarse a sí mismo”, donde no hay televisión, ni se permite fumar y donde las llamadas por teléfono celular son prácticamente imposibles.

Pese a su corta existencia, apenas dos años, ya recibió una distinción muy importante pues se le ubicó entre los 30 mejores hoteles del mundo; “esto fue como un respiro pues se nos dijo que estamos haciendo las cosas bien; muchas veces es importante recibir ese golpecito de respaldo en la espalda” manifestó Karin.

El Silencio nació con un concepto de bienestar, donde se respira y se siente la energía; es un lugar donde los huéspedes tienen mucho tiempo y ambiente para conversar y además, disfrutar de un hermoso bosque de 210 hectáreas que posee una naturaleza intacta con cuatro senderos y tres hermosas y espectaculares cataratas.

La comida es otra experiencia; buena parte de ella se surte de una huerta orgánica propiedad del hotel. “Se trata de una comida muy fresca, liviana y sobre todo auténtica”, precisó Karin, quien declaró que si bien el restaurante del hotel está abierto para todos los costarricenses, lo conveniente es hacer una reservación anticipada pues si el hotel está con ocupación plena difícilmente podrán atender a quienes demanden los servicios de comida.

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