Reconoce que fue un tiro de suerte; es más, ni se imaginó que lo había logrado; aunque sí pensó que hizo un buen tiro.
“Cuando comenzamos a buscar la bola no la encontrábamos, no sabíamos dónde estaba; al rato, Pablo, el cadi, me dijo: Está en el hoyo, usted anotó un hoyo en uno”, recordó Lora.
Para ella, su acompañante Laura Solís y para Pablo, aquel evento fue de una gran alegría y lo celebró en ese momento; también, posteriormente, con gran emoción y a lo grande con sus compañeras golfistas, Los Muchachones y con los cadis.
Confiesa que le gusta el golf porque pasa cuatro horas con buena compañía y porque además disfruta del hermoso jardín que es el campo de golf.
Además, considera que es un deporte que exige mucha concentración mental, donde cada golpe cuenta. Lora hace una diferencia con otro deporte que le fascina, el tenis, del cual dice permite mayor margen de error.
“El tenis es un deporte de más acción, explosivo y dinámico y por ello, el margen de error es mayor; en el golf esto no ocurre pues cada golpe cuenta”, comentó doña Annete.
Socia del Club de toda la vida, recuerda sus pasatiempos juveniles, su noviazgo con su esposo, su matrimonio en el Country y su vida social.
Casada con Jorge Loría, tiene tres hijos, Eduardo de 22 años, Daniel de 19 y Diego de 10, todos muy deportistas.
Aparte de la práctica de deportes, doña Annete tiene otra pasión: es presidenta de Amarte, la Fundación de Amigos del Museo de Arte Costarricense, la cual lleva muchos años colaborando con el mejoramiento constante de ese importante museo ubicado en La Sabana.