Me correspondió conocerlo en el transcurso de una memorable jornada electoral que nos incorporó a ambos en la Junta Directiva del Club, y a partir de ese momento se forjó entre nosotros una perdurable amistad y creo que una mutua admiración producto de compartir muchas jornadas de trabajo.
Randall tuvo muchos méritos y entre ellos destaca el haber sido el gran unificador tratando, al igual que lo hacía en su profesión, de sanar heridas que dejan las batallas que la vida nos impone afrontar. Traté de imitarlo en este aspecto al pasar por alto circunstanciales diferencias que a veces ocurren en nuestra existencia.
A través del tiempo que compartimos en la dirección del Club, pude apreciar especiales cualidades que lo adornaban.
Era un hombre de principios, trabajaba por aquello en lo que creía, expresaba con tranquilidad y valentía sus ideas y, siendo severo en sus juicios era al mismo tiempo compasivo en sus decisiones para sancionar a los que quebrantaban las “reglas del juego”.
Me gustó siempre que expresara sin tapujos ni adornos retóricos sus ideas, sin dejar por ello de admitir el derecho de los demás a disentir.
Por encima de esas cualidades y muchas otras que pudiera mencionar, quiero señalar el gran amor por su familia que lo destacó como un patriarca paternal y comprensivo.
Igualmente el amor por su profesión en cuya práctica se destacó y que lo llevó a tener contacto con el sufrimiento humano y, desde luego, su genuino patriotismo que lo hizo querer trabajar por el bienestar del país sin exclusivismos extemporáneos.
Muchas anécdotas recordamos de él como siempre, matizadas por el buen humor que lo distinguía, pero adentrarnos en ellas haría demasiado largas estas líneas cuyo propósito es dar solamente unas pinceladas de su extraordinaria personalidad.
Don Randall, por su vitalidad era una de esas personas que inspiran vida.
Lamentablemente, la realidad se impone y algunas de ellas se nos adelantan algo en la partida.
Espero, Randall, que nos volvamos a ver para recordar el tiempo que disfrutamos juntos y desde luego, para hablar de nuestro querido Country Club.
Creo interpretar el sentir de todos los ex Presidentes del Club al desearte que goces de la paz del Señor y reciban doña Elsa y demás familiares nuestra adhesión más sincera.
